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miércoles, 13 de julio de 2011

GOLPES.



Es la hora vespertina
y una elipsis latiendo en la lejanía.
Mal presagio
el que nos trae otra nueva carencia.
Y no hay esperanza
pues la tempestad sacude ahora mismo la tierra
las campanas
el viento
la hojarasca…
Las flechas del infierno, hoy tiran de su lengua de fuego
y el estío zumba entre los árboles
una ola de llamas.
Ah peso. Sustancia de dolor y de anochecer 
Ah punzada. ¡Alma!
esencia de este lugar de goce y remordimiento.
Sacude tus manos y di adiós a las nubes
al agua
a la gloria,
al sufrimiento.  
Pañuelos blancos para mi cielo de verano
negros, para el invierno de mi infancia
y para aquella hora callada.
Silencio para una estrella, que dobló esta mañana, 
y nadie ¡jamás! la echará en falta.