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lunes, 18 de julio de 2011

MUDEZ, DELIRIO.


Rama seca
inerte tronco de árbol con hendeduras pero sin labios
y sin boca.
Pequeño amanecer
amarga ternura
viento revuelto
y gélido abrazo.

Íntimo aposento
y espesa niebla
en donde nada se estanca, salvo el olvido.
Caído astro que marcas infinitas cruces a mi paso.
Criatura somnolienta de ayer, de hoy y de ahora,
tu cuerpo
es la ribera al extremo del lecho.
Crisálida marchita, enferma y vacía
esa seda es la melancólía
y un vertedero de tristeza y silencio.

Oh albor, dame la vida
la danza
la música,
mas,
resucítame de ese corazón extirpado en oscuros pétalos
como un preludio fosco.

Fragante campo de hierba
que rebasas límpido la ventana y el velo de ese dosel.
Pámpanos y rosas
vaciaros
sobre mis sueños blancos y mi cama prieta.

¡Tálamo! Charca de aceites esenciales.
Elixir de amor sin agua y sin poza
vertiendo olas estériles sobre mi cuerpo laxo
y mi lecho pedregoso.
Corazón de hielo
y labios de hojalata indiferentes a mí.
Bordes ásperos para estas ansias, esta sed 
y éste, mi deseo.