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miércoles, 22 de agosto de 2012

E-MAIL (Invención)

           Cuando este correo llegue a ti, tendrá el poder de lo trascendental. Como si mi pensamiento que ahora vuela hasta tu ser ficticio, me fuese absolutamente inédito, soñador y hondamente irreal.
         Querida invención; tu acento forastero y el poder de tu sonrisa -pues te he creado con la mueca inagotable de esa lerda expresión- crecen placidamente en mi espejismo. Sin embargo, sé perfectamente, que hablo con un ser incorpóreo igual al de un fantasma que se expresa y se viste, como en otra época.
         ¿Serás, tal vez, un caballero andante como D. Quijote?
         O es que flotas sobre las cosas o sobre este valle mío como una nube alada. Si bien, me impresionaría verte cruzando esta quebrada erguido y a lomos de tu noble caballo. Pero como un elemento sin peso, sin realidad; como un autoengaño que abandonara en este valle la vitalidad que yo he perdido.
         Aunque si esta noche contemplaras desde mi ventana el cielo estrellado y esa tenebrosa profundidad, verías la luna saliendo por las montañas del Este. Rutilante satélite, que ahora mismo, se parece a una manzana mordida. Y es que la noche pasada, esa luna, ya empezaba a menguar.
          Pero al mirar este paraíso estrellado, me someto aquel tiempo engullido por el pasado, hoy silenciado, y más que silenciado, oculto entre el negro de la noche. Del mismo modo que mirar la boca de lobo de este barranco sin final, me azora un espíritu que hoy anhelo limpio.
         Querida invención presiento tu amabilidad detrás de cada simulado gesto. Presiento además que tus ilusorias palabras ocultan un enigma y que en tu virtual voz se esconde un paraíso deseable. Y te vivo en esta fabulosa leyenda que he creado.

         Sin embargo, he pensado, que lo ficticio en la mente suele ser un lugar difícil, tanto como estos cerros escarpados del sur de la provincia, adonde ya estoy.
         De cuando era niña, recuerdo el altozano como la gran escalada que alguna vez habría de culminar y luego dejar. Pero ahí afuera encontré más y más cimas esperándome tras de ese primerísimo pico. Y aún estoy por ese afán de alcanzar cada cúspide. Coronar cumbre tras cumbre, sin lugar a dudas, es un propósito arduo pero pujante y deseable.
         Por lo demás, si refresco la memoria, recuerdo aquel mano a mano del silencio propagándose entre la noche  del valle, sorprendente e intenso hasta subyugarme al miedo. Y del mundo exterior del que nada sabía y nada echaba a ver, ninguna invocación consciente. Ni una sola evocación diáfana, salvo aquella absoluta cerrazón, que entonces y hoy, se perdía detrás de las lomas y de la que yo sólo comprendía su total opacidad, como una señal arcana que me infectaba todos los sentidos, de una autentica amenaza.

Desde  ALPUJARRA DE LA SIERRA (16-7-2012)


Maribelflores