Vuelvo a mirar tras la ventana
grande
y sólo hay un árbol
sin lienzos
en donde cobijarse
del otoño.
Un reposo bajo el cual
se desvanece esta ciudad.
Y la vida,
ahora,
es tinieblas y sueño
y yo no olvido
aquella otra vida rutinaria
ni tus manos tibias
ni tu desnudez.
Y todo me apresa aquí,
el trasluz
las ramas verdes
y tus cabellos negros como el
azabache.
Maribelflores