He nacido hace unas horas
y como un arpón,
mi carne desnuda
tiene ya tanto gancho,
que las aves carroñeras acuden
a comer de mí
como si mi vientre oliera,
desde un principio, a un bullido muladar.
Sobre mi cuerpo de recién nacida
cae misteriosa la luz del alba
trazando minuciosas sombras
y un rostro borroso,
y luego, cubriendo los restos
que han arrinconado los buitres
para que el mundo forme
con el dehecho de mi osamenta,
el nombre insólito de una canción de cuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios serán moderados por la autora, con el único fin de evitar un mal uso de este blog o la presencia de lenguaje soez u ofensivo. Gracias por colaborar.