El verano estalla trazando una fisura, justo, sobre esa línea de la vida y de la muerte hendida entre la palma de mi mano. Estalla entre mis dedos trémulos y en esta dermis agotada y húmeda; en el muro de la verdad que se irradia desde estos ojos palpitantes y negros en espera del alba y del reposo. Estalla en mitad del día y en la media noche y en las aves que al amanecer graznan y van de árbol en árbol. Ese verano que me muestra frente al rostro la espesura del jardín y una abundante fantasía, y al mismo tiempo, la existencia de tanto abandono y tanta nostalgia y tanta sed y tanto vacío. Esa canícula que se descargó sobre mis sentidos y sobre la cubierta de esta casa y entró por ese ventanal, ahora totalmente abierto, y a la espera, de que alguien se acerque hasta mi escondrijo y sacie ésta mi sed y luego acepte mi hospitalidad y llene este silencio y yo le ofrezca y beba sin más de mi azucarado vino.
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martes, 21 de junio de 2011
BACO EN EL JARDÍN.
El verano estalla trazando una fisura, justo, sobre esa línea de la vida y de la muerte hendida entre la palma de mi mano. Estalla entre mis dedos trémulos y en esta dermis agotada y húmeda; en el muro de la verdad que se irradia desde estos ojos palpitantes y negros en espera del alba y del reposo. Estalla en mitad del día y en la media noche y en las aves que al amanecer graznan y van de árbol en árbol. Ese verano que me muestra frente al rostro la espesura del jardín y una abundante fantasía, y al mismo tiempo, la existencia de tanto abandono y tanta nostalgia y tanta sed y tanto vacío. Esa canícula que se descargó sobre mis sentidos y sobre la cubierta de esta casa y entró por ese ventanal, ahora totalmente abierto, y a la espera, de que alguien se acerque hasta mi escondrijo y sacie ésta mi sed y luego acepte mi hospitalidad y llene este silencio y yo le ofrezca y beba sin más de mi azucarado vino.
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Ese vino me recuerda al vino poético de Homero, a fingidos retornos a Ítaca, a regueros centelleantes de madreselva en tapias de blancura irreal.
ResponderEliminarBellísimo.
Ese vino es la pasión y es el agua bendita que se rocía en verano y la búsqueda de otras miradas y la socialización de la vida...todo, y hasta las oportunidades que nos da la red para hacer amistades, aunque sean invisibles. Todas mis gracias. Maribel.
ResponderEliminarTodas son tuyas, querida amiga.
ResponderEliminarUna invitación que se agradece
ResponderEliminarcon el estío a lo fuerte.
El verano nos invita a disfrutar de los momentos, de esa luz que nos alumbra, y también de ese vino que invitas y que probamos de él.
ResponderEliminarGracias, Maribel. Tu rincón es cálido y me transmite mucha paz.
Un beso.