Difíciles recuerdos
(en los que se vacía)
sin esperanza, ni albor
ni luz radiante
que los suavice en esa plácida hora.
Pero acaso al filo de la tarde
el alma se le hará fuego
y anidará en ella una ola nómada y exótica
y de raza extraña y serpentina.
Amado pájaro,
pues así lo llama
y así lo siente revolear
en esa infinitud a punto de estallar.
Ave que se voltea ondeante
y rebasando las alturas.
Dulcísimo crepúsculo y eterna sacudida,
el mar respira
y muerde justo en sus labios.
Maribelflores
Aves que, con sus alas, revolotean hacia la eternidad, siguiendo al viento, a la brisa, a esos labios que beben del agua.
ResponderEliminarUn beso.
Esos recuerdos del desierto resultan turbadores. Extraño ese paisaje a ratos. O tal vez no es el paisaje sino otras cosas que involuntariamente asocio al desierto, unos ojos, una ilusión que centellea antes de desvanecerse.
ResponderEliminarBesos.
Querido amigo Juan, gracias por estar vivo y conectar.
ResponderEliminarBesos.
BELLO POEMA QUERIDA AMIGA.
ResponderEliminarES ALGO NOSTÁLIGO, RECUERDOS DE UN MAR A LA DERIVA... BORRASCOSO E INTEMPESTIVO.
EXCELENTE LIRICA.
BESOS Y ABRAZOS
Un precioso poema , con nostalgias y recuerdos. Muy bien plasmado en versos. Un deleite leerte. Saludos.
ResponderEliminarHola M. Flores, gracias por visitar mi blog, he de decirte que he leído algunos escritos del tuyo y me han parecido fantásticos, por lo que me adjudico el derecho de visitarlo amenudo.
ResponderEliminarUn saludo.