Seguidores
lunes, 5 de abril de 2010
EL IDIOMA DE LAS TÓRTOLAS.
Deseó acariciar
aquel dorso blando y suave
y lo recorrió con sus dedos
como si caminara de puntillas.
Extenso campo de mansa hierba,
imagina,
por donde su su aliento volaba
tan obediente,
como sus rendidas manos.
A tientas, se anida,
entre la madeja misteriosa de unos brazos
y de una boca, ansiosa de otros labios.
Su cuerpo de aire
rodaba bajo un cielo púrpura,
pero hundido entre el rumor del alma
y el ocaso de la tarde.
aquel dorso blando y suave
y lo recorrió con sus dedos
como si caminara de puntillas.
Extenso campo de mansa hierba,
imagina,
por donde su su aliento volaba
tan obediente,
como sus rendidas manos.
A tientas, se anida,
entre la madeja misteriosa de unos brazos
y de una boca, ansiosa de otros labios.
Su cuerpo de aire
rodaba bajo un cielo púrpura,
pero hundido entre el rumor del alma
y el ocaso de la tarde.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)