Seguidores

miércoles, 2 de junio de 2010

EL MUNDO DENTRO DE UNA POMPA DE JABÓN.


ABIS...A MIS PIES(CONTINUACIÓN).


         Como al parecer disfruto transformando las cosas sencillas en harto difíciles. Me doy plenamente cuenta de que mi reflejo, atrapado y multiplicado dentro de los ocho espejos que he imaginado en este vestíbulo, además de ser esta mañana algo inmutable que se me ha metido entre ceja y ceja, es también un espejismo opresivo y al mismo tiempo una imagen digna del disparo de una cámara fotográfica.

         Por lo demás, si en vez de estar aquí sentada envuelta en ropa de andar por casa frente a esos imaginarias lunas de cristal, estuviese completamente desnuda (cosa improbable porque me sentiría francamente bufa), y expuesta en público como una atracción de feria, sentiría cierto clamor mundial contra mí, puesto que ya no hay nada grácil en estos músculos que oscilan, al moverse, como un péndulo. Ninguna vanidad, subsiste ya, en el silencio que se expande en el vestíbulo. Nada delicado que exhibir delante del espejo. Ni estos pechos, antes tersos, podrían burlarse ahora de la gravedad terrestre. Así que, sentada al borde de ese inexistente abismo cristalino en vez de al filo de una paciente silla, como tengo por costumbre a estas horas; el resultado de este escenario transparente resultaría incluso más perturbador, más conmovedor o menos sensato de lo que realmente es. Porque, efectivamente, no me seduciría descubrirme desnuda, plantada y expuesta como un ídolo aprisionado y caído, en la ingravidez de un espejo. Expuesta ante el cristal y con mi pulcro mundo boca abajo, estampándose de bruces en el suelo. ¡Aahh! mi gastado cuerpo roto en cientos de pedazos como un vaso de duralex. En fin, supongo que me amenazaría cierta confusión. Y en días como el de hoy, en el que estoy echa un lío y mi cabeza trabaja a un ritmo trepidante, me rendiría por una refriega de nada.