Plomiza
tarde de agua
me llega la nostalgia
envuelta
en
filtro repentino.
¡Tierra
negra!
Ajena
tierra, aún sin alma.
Lírica
del campo
como
aliada mía
¿acaso
piensas en mi desaparición?
Lánguida
calma,
cuando
miro el valle
la vida se aquieta
y sobreviene
manso
el
recuerdo
y
la pureza que lo aísla.
Mil pasos crecen
tras
los árboles
pero
en la fosa de mi boca
se
expande el gran gemido.
A
ese pozo abisal
sube
lenta la agonía
y
corona
de
espuma
todos
mis sentidos.
Huérfana
de niña
y
luego, de patria…
acumulas el dolor en la piel
como
el claroscuro
de
un abismo.
Maribelflores (desde STADE, Alemania)