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lunes, 25 de octubre de 2010

GESTO PARA UNA MÁSCARA.


CONFUSIÓN, MIEDO.

Jamás la muerte, como ahora,
fue tan sólo una palabra,
pero tampoco nunca se gestó su mando
con tanta proporción.
Jamás un otoño vino
tan subido de tono,
ni una llamarada tan perfecta
de tornasolado
se mudó, de pronto, opaca
igual que una punzada en el corazón.

¡Tanta belleza, tanto gozo, tanta felicidad!
rebrotó en tristeza
y ya nada florece y nada me consuela.

Pues, un viento indescifrable penetró en mi calma
y ahora aúlla entre los montes
como un ataúd lleno de lobos.

La muerte pasó bajo las nubes plateadas,
y como si tal cosa,
se mantuvo suspendida bajo un cielo azul.

¡OH mal! Cual ramalazo de sangre en mi boca.