Cerré los ojos
y en su óvalo de fuego, relumbra
un mundo rebosado
de luz y de gloria
y de verdad.
Retorna mi creación rosa
y una ráfaga flotante de aire
se lleva esta morada negra
aquel vacío y
la palabra ciega.
Muerte a la noche
y que solo vuelen
las palomas blancas
el tacto huracanado de un crujido
y
la suave brisa de una boca
derretida.
Funeral de sombras
en mi vientre ya se deslían
la plenitud
y la paz.
Que mis pechos recobren la vida
y trepen a mi boca
los pétalos desnudos de las rosas
y su dulce sabor.
Que las flores esparzan
una horda de aromas y algodón,
y los violines,
matices de libertad.
Que el vacío dormite detrás de la
muralla.
¿quién va?
pues escuché un sonido
y sentí que el golpe de un beso
caía en mis labios
como la materia encendida.
Maribelflores
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