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jueves, 28 de abril de 2011

EL LAGO DE LA MEDIA NOCHE.


En la medianoche del lago,
negra como una desgarradura,
los vigías estelares
brillan y palpitan
bajo el agua oscura
mientras contemplo esa boca de lobo
¡tan líquida!.

En la pócima del lago,
en esa oscuridad completa,
descubro la cara trémula
de la luna
y percibo rostros humanos,
tan mudos,
como mi disipada vida.

Viven
laten
y golpean sobre el agua
igual que sombras heladas
hechas de hilos de suspiros.
Y cuando me llaman
lo hacen gritando
o chillándome
porque descubren
que me estoy ahogando
y ese halo tan frío
jadea
por encima de mi aspaviento
lívido.