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jueves, 28 de julio de 2011

GOZO Y LLANTO (a mi madre)


Ay madre, tu risa se oye en el ambiente,
me la envió el aire
y me arrancó un suspiro.
¡Alma mía!
la algazara se agranda sobre el monte
y se desliza bajo el cielo
limpia
como una resonancia azul.
Y, entrañas mías,
cuando alzo las manos
me fundo con esa reverberación celeste.
Pero se abrió el valle
y cavó una mina en el agua
y desenterró un viejo yacimiento
y luego la charca trepidando
dio vueltas como un áncora
en lo más hondo de mi corazón.
Ecooo...de mujer
que me devuelves tantas alegrías
y tantas voces inquietas
y sonidos sin aliento y una memoria
entristecida,
y sin embargo, invadida por la acústica.
Vientre, matriz, cauce
de mi semejanza contigo y de mi complejidad,
si aún escuchas
si aún sientes
si vigilas con tu olfato de asilo o de víctima
si eres indulgente
o la gloria eres.
Consuélame el ánimo
pues cuando él se agita, yo te busco.
Al menos, compláceme con el entorno
o quien sabe si este paraje, único,
se volverá viento
y el luto me trizará. 
Y si esa aura tan difícil
que trasiega sobre nuestro río
se trabara en urdimbre,
me volvería tejido prieto de clamor y trance.