Su voz, metal suave
y
ciegos mis ojos
se abaten en él
y vuelan
con alas de algodón
sobre una imposibilidad azul.
Mar revuelta,
cíñete a mí en hélices de espuma
y haz porciones
de ónice
y metal
con tu líquida sustancia.
Mar agitada
excava belleza
donde sólo hubo negación.
Y tú, querido mío,
envuélveme
con toda plenitud
y con el idioma endulzado de los
labios
Pues todo mana de mi sed
(hálito y agua)
y es como el llanto,
una necesidad.
Maribelflores