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jueves, 25 de febrero de 2010

OTOÑO EN EL RÍO.


NOVIEMBRE EN EL JARDÍN.

Calmosa la tarde,
donde todo es canto
y es luz
y fuego de poniente.
Se oyen pájaros
y ecos
y signos de vida y de alivio.
En el rincón norte
mi amado enmudece
de espaldas al mundo
dejando tras sí,
una incognita emotiva
en el ambiente.
En el rincón sur
el silencio se desborda
como si fuera el agua rebosando
en el pilón de la fuente.
La eternidad está aquí,
y no tiene voz, ni tampoco es extraña,
pero es palpable
y esplendorosa
como toda esta belleza.