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miércoles, 11 de agosto de 2010

BAJO EL SOL DE AGOSTO.



DECLARO...

Que el anochecer se avecina
con la fuerza de un monstruo
el color del carbón
y el misterio tupido de la luna.
Que la noche me llama
sentada en la cocina
mientras yo hago bolitas de plomo
que más tarde acabarán taponando
el conducto retorcido hacia
mi corazón.
¡Ay dolor!
Que algo muy pesado
ha pulverizado mi pobre corazón.
Y que la noche indiferente a mí punzada
me llama de nuevo
con su voz insoportable,
y que yo por último, le argumento,
¡Heme, aquí!.