Sobre mi mano ha cimentado
un jardín hermoso.
Un marco perfecto
donde crecen el cedro, las rosas,
las marañas de sueños
y una frágil nube
eternamente suspendida
entre la lejanía del cielo.
entre la lejanía del cielo.
Bajo esa nube;
un estanque y una sombra oscura
flotando entre las aguas cristalinas.
Y en el fondo del embalse
blando, maleable
y posado sobre el limo, como las algas,
un hombre rana
con una mirada apacible,
al que se le ha evaporado el rostro.