Ya es la noche de pétalos
y astros.
Densidad y
llanto
y miradas invisibles
contenidas en el ámbar
o en los brillos del negro -azabache-
Noches de fuego
prended una plácida existencia en
estos
sediciosos ojos.
Pues ya es la noche
y voy herida de silencio o
de muerte,
o de fulgor.
¡Ah! transparencia,
lo primero que amó
mi corazón.
de esa lóbrega argamasa
-de esa nada encendida-
fue su belleza.
¡Emisión de seda!
o porciones amarillas
de luz,
deslumbradme,
en éste
otear mudo.
Socavón pulido y gloria inefable,
a donde irán a parar,
clemencia y
desahogo
o confusión palpable.
Granada, junio. Maribelflores