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miércoles, 8 de junio de 2011

MONOLOGO


Este jardín un tanto solitario
de donde extraigo siempre
el néctar de la vida.
Esta savia que recorre mis venas,
veloz, como un apetecible jugo.
Estas galerías de árboles
apaciguándome el alma
y esta absurda carga
que ni el viento borra.

Estos ojos,
que hoy contemplan el cielo
la luz del sol
y su desgarro,
y que esparcen a menudo
los motivos
por los que me ato al mundo
y me encadeno
indefinidamente aquí.

Y estas manos
que hoy abrieron
un boquete
en el tronco de un árbol
y que mi corazón
¡enormemente delicado!
nuevamente se contuvo
aunque emitió un gemido
antes de romperse
en pedacitos de cristal velado