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martes, 18 de septiembre de 2012

ROGATIVA


Ahora que soy libre, que no consto en la legitimidad de nadie, voy a viajar por lugares que no están señalados en los mapas. Por laberintos enigmáticos donde no existe la esclavitud ni hay salidas sangrientas ni plegarias desmoronándose entre mis delicados tímpanos. 

Ahora sobre mis pómulos flotará únicamente mi aliento, pero al igual que el éter, flotará, sin que parezca que me cae de arriba el escombro. Ahora las fisuras en mi rostro se hundirán en orden y una tras otra, o por el contrario, serán como bengalas reavivando su luz por encima de mí, en eclosión perpetua. 

Viajaré envenenada, tal vez corrompida pero engarzando un tren con otro y con avaricia sórdida. Y en esta cueva se abrirá un cráter donde dedos temblones rebanarán en sus paredes con precisión mugrienta. Rigor para un picotear jugoso donde antes solo hubo un atasco insondable. Sutil claustro en donde siempre se posponía la voracidad de la bestia. Rehusar, mustiar, sepultar la cópula e incinerar mis eclipsados genes. 

Derrumbarse en el ruego. Negar el fragor y el éxtasis. Prender el ánfora y ver laminados, con montantes de reluciente acero, los hilos de aquella confluencia. Segar la hierba magullada y convertirla en cenizas. Hospedar en la noche el desaliento y asentarse allí con mano laxa y sin pupila en el ojo. Noches betún. Noches grisas, donde solamente boqueaban los peces abisales bajo el subsuelo del cuarto. 

Con la neblina entre los ojos, ahora, viajaré con el ansía colgada a la espalda pero por bosques impúdicos, añorantes y verdes. Y en vez de vestido, llevaré alimañas bordadas sobre el pecho y a mi regazo treparán un osario de aviesos vampiros que recorrerán el camino conmigo a través de raíles interminables, donde sólo se escuche, un deseo sin límites y el paladar del mundo. 

Maribelflores