¡Deshora!
qué pálido es mi rostro.
Y tú en carne
viva, luna,
y la noche,
dividida
en frágil porción del miedo.
Probeta donde germina el golpe
donde se ondula el lodo de estos
ojos
y brotan lilas
y un montón de tierra
o ese dolor esquelético
de la necrópolis.
Dulce puñal
¡azul metálico!
de ti sale esa hiel apocalíptica
del terciopelo,
de ti ese manto eléctrico y su
pureza,
de ti el púrpura y
el violeta
que me dejó el alma
encogida.