¡Oh melodía súbita!
Coral de pájaros,
redondo y cóncavo secreto
que mientras se desliza esa música
aniquila su carne
y la troza en espirales y andrajos.
Piélago frágil
donde se agita lo insondable,
en lo más íntimo,
y en ese asiduo arañar y escarbar y ¡herirse!
¡Oh delirio!
Estampida de lobos.
Oh brocado de abismos y de tripas.
Oh vano presagio
de tiempo abatido
y sin remedio.