Seguidores

lunes, 13 de junio de 2011

POEMA ESCALONADO


         Yo, que en sueños vivo nutridas alucinaciones en las que el daño y el enojo vierten desde mi razón a mi boca un pantano fangoso. ¡Fango!. Un lodazal compacto, pero contrario a mis días, cada vez más largos y felices y en donde a menudo brotan auténticos prados de verde hierba.

         Yo, que en mis pesadillas hago una buena recolecta de engaños, sombras y gastadas fisonomías y en donde abro hoyos de derecha a izquierda y de arriba abajo rectos bajo tierra. Aunque, los abro a plomo, igual que se perforan grandes boquetes en el campo de batalla con los disparos.

         Yo, que a golpazos, hundo en tierra abonada mis sombrías raíces enfrentándome siempre a ese mal agüero al que me reta el ansiado tiempo del descanso y donde me doblego a toda metamorfosis. Y yo que más tarde profetizo dormida, en un continuo aroma de muerte suspendida, una visión del mundo estremecedora en la que no me quedan cosas por vivir, salvo la infinita costumbre de vencer esa indomable maleza que mana de tantas invenciones coexistiendo juntas y amontonadas sobre el tálamo.

         Yo, que aunque quisiera, ni de noche me olvido de mi misma ni de esa potente voz narradora que me habla de lo que se ha varado por siempre en mi cerebro cuando esa materia gris e intangible además de amenazadora, se convierte de pronto en un desagradable altavoz de mi pasado.

         Yo, ¿cuento de noche o realidad de día?. Ficción, o todo lo contrario.

         Yo ¿diablo?.