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jueves, 8 de septiembre de 2011

ESTATUA

Acaso conocí al hombre arena,
escurridizo,
un ser de agua
que se filtró en mí como una ráfaga salobre
y helada.
Un espejismo en la distancia corta.
Allí donde no latió nada
y donde agonizaron las yemas de mis dedos
esperando su sagrado laberinto.
Allí se eclipsó el astro que yo amaba
entre la invisibilidad de la media noche
y una brisa devastadora.  

Maribelflores




                                             
                       

7 comentarios:

  1. Terriblemente noctámbula tú. Excelente este, me gustó de veras.

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  2. Por fin Alruin me salió algo a tu gusto. Hoy si que recibí un gran halago, porque me fio de ti. Gracias. Oh, cuánto llanto inutil. Besazos.

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  3. Tú si que sabes hacer poesía.
    Gracias por visitar mi oscuro desván.
    Si la tierra se desliza entre tus dedos, quizá puedas reternerla entre las manos.
    Saludos!

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  4. Gracias Eurice, bienvenida a éste mi espacio.

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  5. Los idolos que creamos en ocasiones tienen los pies de barro.

    Excelente poema!

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  6. Nunca has sentido el latido ardiente que se oculta tras los párpados inmóviles de las estatuas? La pasión contenida en unos labios del mármol más puro? A mí me hace pensar en una estrella lejana y en un relato de Bécquer.

    Un abrazo terrenal.

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  7. Me basta tu blog y poco mas
    Para volver a leer
    lo que nunca leí
    Para desempolvar
    lo que algún día escribí.
    Y suena sonora como cascada
    entre rocas
    Como nueces sobre baldosas
    Las hay para leer en susurro
    en un aliento
    Otras
    ¡¡A GRITOS!!!
    Suenan tan bien en mis oídos

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