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jueves, 7 de julio de 2011

COMO EN EL MAR.



Esta mañana aspiro con fuerza el viento de poniente que llega del océano.
A veces,
ese mar lejano,
trae en el aire su olor a salitre o yo solo me lo imagino.
Por el levante, el sol,  ha decido vaciarse de sí mismo sobre aquel horizonte de montañas.
Y si cierro los ojos,
aspiro, aspiro… y todo es brisa o soplo de aire que me embriaga del ambiente,
pues todo ese confín, es inmensurable
e insólitamente hermoso,
y por una vez,
tejo una falsa tela de araña que no aprisiona ni el dolor ni el desvelo de la noche ni el socavo del alma.
Y si despliego mis brazos delante de la ventana como si fueran dos mástiles despojados
de su vela,
tanta maldición se desvanece y mi corazón se ensancha y luego la estancia cobra vida de pájaro y me muestra virgen sobre un acantilado. ¿O seré yo la gaviota?. 
En verdad, un dios me protege hoy de aflicciones pasadas,
y si contemplo el cielo, veo,
como le crecen alas plomizas, a un ave poderosa,
pero cuando vuela, al frente de aquel cúmulo nacarado.  

7 comentarios:

  1. Se deja sentir en cada una de tus palabras. En cada verso hay espuma, sal, canciones intemporales, miradas perdidas en sus ondas que vuelven enredadas a tus versos.

    Emocionas.

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  2. Querido J.Antonio, esta última entrada es un canto, una invocación a mis recuerdos de infancia, que aun sin conocer el mar, desde nuestros terraos de launa comtemplábamos la linea azul del horizonte y el paso lejano de diminutos barcos, con la nostalgia que produce lo desconocido. Este verano incluso huelo a salitre y el yodo de la lejana costa me impregna. Aunque he de reconocer que aquel misterio ya no existe, se perdió a la par que la ingenuidad. Abrazos y mil gracias por estar ahí.
    P. D. Ves como necesito de la gran pulcritud de tu lenguaje y de tus puntos de vista de lector, creo que voraz. Hay detalles ortográficos que, como escriba de prisa, se me escapan. Secuelas de una terrible infancia. Me disculpo y me daría de guantazos, yo misma. Pues pongo, tal vez, demasiado corazón y muy poca cabeza en lo que escribo.

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  3. El mar fuente de inspiración para los poetas, acuna el alma con sus olas, rocía nuestras miradas con su belleza, y enternece el interior para transmitirnos paz y dejarnos volar con palabras, como las tuyas, muy bonito Maribel lo que escribiste.

    Un beso.

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  4. Te aseguro que no me percaté de nada, pero si te he ayudado en algún modo, lo celebro.

    Yo creo que pones el corazón y la cabeza, querida Maribel. Pero a veces el corazón y la cabeza se hacen amigos y comparten sus emociones.

    Un fuerte abrazo, sirena de las sierras de la ciudad del Sur.

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  5. María eres un verdadero ángel. Estar ahí, con tus bellas palabras, es una gran suerte para mi ser poético, porque si otros leen lo que nosotros escribimos las palabras se eternizan y casi adquieren visión de futuro, o al menos emociones y consuelo para un puntual momento, que ya es mucho. De todo corazón, abrazos...

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  6. De todo corazón... te deseo una feliz semana, y te dejo un beso enorme, Maribel, eres entrañable.

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  7. Querida Maribel, con tus palabras he sentido el mar a mi lado y me ha reconfortada. Gracias por regalarme esa sensacion.
    Abrazos...
    V.

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